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Imagen
de la Reina de las Marismas |
Cada año, coincidiendo con el
domingo de Pentecostés, tiene lugar la romería
al Santuario de la Virgen del Rocío, en las cercanías
de Almonte /Huelva. La tradición religiosa se renueva
año tras año; el clima de fiesta reina en
la zona alrededor de una semana. En torno a la ermita
se congregan las comitivas de peregrinos, jinetes y amazonas,
formando caravanas de carretas engalanadas, acompañadas
de romeros a caballo.
La leyenda de la Virgen del Rocío
se ha transmitido tradicionalmente de una generación
a otra en Almonte y su comarca desde el siglo XV, dándose
por escrito a partir del XVIII. Cuenta de un almonteño,
que habiendo salido al campo, en un sitio llamado de La
Rocina, a unas tres leguas del pueblo de Almonte, se acercó
al lugar donde ladraban sus perros, encontrando entre
unas zarzas y malezas la imagen de Nuestra Señora,
de estatura natural, vestida de una túnica de lino
entre blanco y verde. Era Pascua de Pentecostés,
y postrándose ante ella, alzó vuelo desde
la imagen una Blanca Paloma, que se perdió en las
alturas. Se acercó a la misma, que sonreía
y rebosaba gozo y encanto. Venciendo su emoción,
se animó a envolverla en una pieza de lino verde
y blanca, la cargó y corrió a anunciar la
buena nueva a su gente. Pero el bulto pesaba. El camino
se hizo largo y fatigoso, siendo vencido por el sueño.
Al despertar, la imagen había desaparecido. Una
ráfaga luminosa vibraba en el aire y su extremo
se introducía en el bosque.
Fue hacia Almonte, donde contó
lo sucedido, saliendo nuevamente al campo junto con miembros
del clero y el cabildo de la villa; en la búsqueda,
el hombre llegó nuevamente al mismo zarzal donde,
sobre el tronco seco de un árbol, estaba otra vez
la santa imagen, con toda su belleza, pese al tiempo que
había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos,
lluvias, rayos de sol y tempestades.
Con respeto y devoción, trasladaron
la imagen hasta la iglesia mayor de la villa de Almonte,
donde quedó, mientras en el lugar del hallazgo
se levantaba una ermita, siendo nominado el sitio como
de la “Virgen de Las Rocinas».
La fantasía meridional le dio
el nombre de Blanca Paloma y sacó una copla que
dice:
"La Virgen del Rocío
no es obra humana,
que bajó de los cielos
una mañana".
La aldea del Rocío está
situada en el Parque Nacional de Doñana, dentro
del término municipal de Almonte, de cuya población
dista unos 15 kilómetros. En la villa, de calles
sin pavimento y casas blancas, destaca el Santuario de
la Virgen del Rocío, componiendo el escenario que
para Pentecostés rebosa de gentes henchidas de
Fe.
El actual es santuario es resultado de
la decisión del Cabildo de la Hermandad Matriz
de Almonte, que en 1961 resolvió hacer construir
uno nuevo.
La Virgen del Rocío fue coronada
solemnemente el 8 de junio de 1919, por el arzobispo de
Sevilla y delegado pontificio cardenal Almaraz, con la
autorización del Papa Benedicto XV.
Para Pentecostés, cuando la primavera
se acerca al verano del hemisferio norte, los caminos
de Andalucía son transitados por miles de fervientes
peregrinos, ansiosos por llegar hasta el santuario de
la Virgen del Rocío, en una de las peregrinaciones
marianas más importantes del mundo.
Convertida en centro de devoción
mariana, la ermita del Rocío recibe cada año
la visita de cientos de miles de fieles que a ella llegan
desde todo el mundo.
Hacer el Camino, para el rociero, más
allá del esfuerzo que representa, es una forma
de vivir el acercamiento hacia la Virgen del Rocío.
Desde Sevilla, Huelva, Cádiz, desde cualquier lugar
de España y del mundo, llegan los peregrinos.
Miles de personas se desplazan entre
las campiñas onubenses y las marismas béticas,
haciendo el Camino hacia la Reina de las Marismas. Haciendo
el Camino, el peregrino rociero vive al acercamiento a
la Fe. Cierto es que el ambiente es festivo, con cante,
baile, jolgorio y alegría; pero no menos cierto
es que, plena de pasión, la devoción aflora
con intensidad manifiesta.
Camino del Santuario, los cantes van
adquiriendo un sabor especial, entre folclórico
y religioso.
Lugares como Villamanrique de la Condesa,
la Raya Real, Palacio y el Ajolí, entre otros,
son algunos de los sitios tradicionales del camino que
se realiza con intensidad, esperanza y fe, uniendo fiesta
y devoción, por quienes ansían llegar a
la Virgen del Rocío, único motivo de la
peregrinación.
Ya en la villa, en la madrugada del lunes
de Pentecostés, a primera hora, impacientes devotos
saltan la reja de la ermita del Rocío, para sacar
en procesión a la Blanca Paloma. Durante un breve
recorrido por las marismas almonteñas, miles de
personas se unen a la ceremonia, comenzando la visita
de las hermandades, cuyas casas se encuentran en el itinerario
tradicional, siguiendo la procesión hasta las primeras
horas de la tarde.
En la misma fecha, el otoño se
aproxima al invierno en el hemisferio sur. El ambiente
no es el de las campiñas onubenses y las marismas
béticas, sino el urbano del Gran Buenos Aires y
en él encontramos algo en común: la esperanza
y la fe de las personas que se acercan a la Virgen del
Rocío.
En este marco, a más de 10.000
kilómetros de distancia, separados por el Atlántico,
pero unidos por los sentimientos y la fe, la comunidad
andaluza del conurbano bonaerense agrupada en el Centro
Cultural Andalucía de Buenos Aires (CeCABA), realizará
el domingo 27 de mayo la Quinta Misa, Procesión
y Romería de la Virgen del Rocío en el Gran
Buenos Aires, declarada de interés municipal por
la Municipalidad (Ayuntamiento) de Tres de Febrero, en
cuya demarcación se encuentra la localidad de Santos
Lugares, donde se desarrollarán las actividades
programadas. Siendo, además, auspiciada por el
gobierno autonómico, la Junta de Andalucía.
Andaluzas y andaluces con sus trajes
tradicionales, cante por fandangos y baile por sevillanas
en honor a la Virgen, frente al altar, en la basílica
de Nuestra Señora de Lourdes. La música
y el baile se repetirán durante la procesión
por las calles de Santos Lugares que, por unas horas,
serán escenario de la muestra de fe, pasión
y alegría, para seguir en la romería que
tendrá lugar posteriormente.